jueves, enero 04, 2018

Primer libro 2018: "Eva", de Arturo Pérez-Reverte.

Lo tenía casi acabado el año pasado pero ha sido los primeros días de 2018 cuando he terminado el segundo libro que Pérez-Reverte dedica a Falcó. Lleva el nombre de la espía rusa que con la que ya tuvo sus más y sus menos en el primer libro, si bien Eva no aparece hasta muy avanzada esta nueva novela. Los dos personajes coinciden, esta vez en Tánger, en bandos diferentes y con pretensiones enfrentadas, tan enfrentadas que no descartan matarse el uno al otro.
El marco de Tánger en marzo de 1937, cuando la ciudad tenía desde la conferencia de Algeciras estatuto internacional bajo el condominio de varios países, entre los que también se encontraba España, permite a Pérez-Reverte hacer discurrir la trama en un ambiente de intrigas, espionaje, juego político sucio y alta y baja diplomacia muy propicio para las andanzas de su Falcó.
En este episodio el protagonista recibe el encargo de maniobrar en medio del conflicto que supone la presencia en zona supuestamente neutral de un barco mercante cargado de oro de la República destinado a Odesa, bajo la vigilancia de un destructor de la armada del otro bando en guerra que espera a que expire el plazo en que puede permanecer fondeado para atacarlo en mar abierto recuperando el oro o, en el peor de los casos, hundir el buque.
Falcó, ayudado nuevamente por Paquito Araña, intenta que el capitán del mercante cambie de bandera mientras un comisario político, un americano y Eva intentan matarlo.
El principio del libro se me hizo un poco aburrido comparado con "Falcó" ya que Lorenzo va y viene por los hoteles y las calles de Tánger presumiendo de sombreros y objetos y ropa de marca mientras se dedica a mandar mensajes cifrados y a buscar con la mirada a Eva mientras vigila el barco del oro y, hasta muy avanzada la lectura, no recupera el ritmo del primer libro si bien se me hace más inverosímil el comportamiento de Falcó respecto a Eva quien más centrada en su tarea le camela para luego intentar cargárselo.
No está mal pero me pareció más entretenido "Falcó" aunque daría para muy buena película de cine negro, que casi espera una que aparezca Peter Lorre en algún salón para dirigirse al protagonista buscando el principio de una gran amistad.

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